Nueva titular de CIV va contra reloj y en cuesta

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EDITORIAL

Nueva titular de CIV va contra reloj y en cuesta

El CIV necesita más que cambios de nombres, requiere de una reingeniería.​

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Editorial


1 de diciembre de 2025

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Después del respectivo negacionismo hermético se anunció al filo del fin de semana último el relevo del coronel de ingenieros Miguel Ángel Díaz Bobadilla al frente del Ministerio de Comunicaciones, quien en efecto heredó una fuerte crisis de infraestructura y volvió a heredarla a su sucesora, la ingeniera Norma Zea. El relevo se produce con un extraño movimiento de Díaz a la superintendencia de Fegua, entidad anodina en la cual tendría a cargo iniciar un megaproyecto de reactivación que estaría apoyado por Estados Unidos. Sin embargo, para una misión tan grande, tan completa y tan rezagada, lo demostrado por el ahora exministro es insuficiente en forma y fondo.

En primer lugar, es inevitable subrayar una ejecución presupuestaria que va apenas por un 52%, a pesar de las ingentes, evidentes y agobiantes necesidades de infraestructura vial. Se trata de un desempeño que impacta directamente en la competitividad del país, en la logística comercial interna y externa, así como en la vida de millones de guatemaltecos. En días previos, el propio exministro reconoció que arrastraba contratos incumplidos, proyectos detenidos y expedientes complicados, algunos de ellos heredados de gestiones anteriores. De hecho, ahora él es el tercer extitular de dicha cartera en este período.

Decenas de obras requerían reprogramación y otros procesos —desde la compra de equipo hasta la preparación de bases de licitación— se encuentran atrasados. A eso se enfrentará la ministra Zea, cuya experiencia como viceministra de Infraestructura Vial debería darle herramientas y criterios para arrancar desde esta misma semana con una propuesta programática robusta, estructurada y coherente. No basta una lista de prioridades; se necesita un cronograma ambicioso.

El CIV es históricamente una de las carteras más complejas, y parte de esa dificultad radica en las presiones políticas. Cierto es que el exministro Díaz Bobadilla sacó adelante el difícil trabajo del socavón del kilómetro 44 de la autopista Palín-Escuintla y completó el segundo puente, en Santa Clara, kilómetro 17.5, que el gobierno anterior dejó en incertidumbre. Pero, sin duda alguna, el hundimiento de la ruta Cito-Zarco, entre Retalhuleu y Quetzaltenango, constituye su adeudo más crítico y será probablemente el primer gran desafío de su sucesora.

El problema de fondo es que el CIV, sin reformas estructurales y sin una nueva ley de contrataciones, parece más bien un camino de herradura que una carretera. Los procesos de contratación son lentos, la maraña legal que rodea la rescisión de obras inconclusas dificulta la readjudicación y, por si fuera poco, subsisten subrepticias presiones de diputados que, a su vez, responden a intereses de financistas con constructoras allegadas.

El CIV necesita más que cambios de nombres, requiere de una reingeniería que depende de voluntades y también de reglamentos caducos. En todo caso, la ministra Zea será a quien le toque utilizar la nueva herramienta de la Dirección de Proyectos Viales Prioritarios, que apenas está dando sus primeros pasos y que deberá empezar a mostrar resultados tangibles en el 2026. La transformación estructural y funcional de unidades como Covial y Caminos es otro de los grandes desafíos que previos titulares, de este gobierno y anteriores, no han podido concretar. Pero ya no hay más tiempo que perder. Ya pasó el primer mes de la llamada temporada seca y quedan cinco meses para el posible inicio del próximo ciclo de lluvias, con todo y su impredecible cauda de impactos y vulnerabilidades.

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