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Maria Nuñez Chacón
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Un hogar costarricense requiere en promedio ¢687.000 mensuales para cubrir necesidades básicas de consumo, según la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2024 publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
La composición del gasto de consumo en los hogares ha cambiado significativamente, debido a la incorporación de nuevas necesidades y gustos de la población, reveló el informe, aunque la categoría que se lleva la mayor proporción es alimentos y bebidas no alcohólicas, que actualmente ocupa un 19,3% del total del gasto, pero que presentó una disminución, ya que en 2018 era del 21,1%.
El transporte ocupa actualmente un 17,6% del total del gasto; la vivienda, agua, electricidad y gas el 12,7%; mientras que los servicios de cuidado personal, protección social y bienes y servicios diversos un 8,1%.
Hay otros gastos que se incluyen como el consumo en restaurantes y hoteles que se llevan un 7,7% del presupuesto; información y comunicación el 7,6%; salud es cubierto con el 6,5%.
“Este gasto se refiere a la adquisición de bienes y servicios, y el rubro de transporte destaca por ser el de mayor crecimiento, con respecto al estudio realizado en el año 2018, impulsado por la adquisición de vehículos. Otros componentes con aumentos importantes son los servicios de información y comunicación, cuidado personal alquileres y servicios médicos”, explicó Annia Cháves, coordinadora de la Encuesta.
Ahora bien, según el nivel de ingresos de los hogares varía mucho el tipo de consumo que se realiza, por ejemplo, a medida que aumenta el ingreso por persona en la familia, disminuye la participación de alimentos y vivienda y aumentan los gastos de salud, transporte, educación, restaurantes y alojamiento.
Cháves detalló que, en los hogares de menores ingresos, los alimentos y bebidas no alcohólicas abarcan un 32,2% del consumo total, mientras que en los de mayor ingreso solamente ocupan un 13,4%, pero éstos últimos gastan más en transporte.
“Los hogares con menores ingresos concentran el gasto en alimentación y vivienda, que en conjunto suman casi el 50% del presupuesto de estos hogares. Por su parte, los hogares con mayores ingresos distribuyen su consumo asignando más recursos a otros bienes y servicios que no son de primera necesidad”, añadió.
El consumo entre la población que menos ingresos tiene y los que más dinero reciben por mes es sustancial, ya que el gasto en este último grupo es cuatro veces mayor al primero y si se realiza el análisis por zona del país también hay una diferencia marcada.
En la zona urbana el gasto promedio es de ¢746.538 por mes, una cifra significativamente superior a la estimada para el área rural, que es de ¢521.430 mensuales.
Además, en todos los grupos de gasto de consumo, el monto promedio en la zona urbana resulta mayor; sin embargo, al comparar las estructuras relativas de gasto, se advierte que la diferencia más amplia se presenta en vivienda y salud, donde la proporción del presupuesto que se asigna es considerablemente más alta en zonas urbanas, respecto de las zonas rurales, con diferencias de 3.4 y 2,1 puntos porcentuales, respectivamente.
El peso relativo del gasto en alimentos es superior en la zona rural, con una diferencia de 5,9%, respecto a la zona urbana.
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