L
Lolo Echeverría
Guest
Las relaciones del poder con la sociedad han definido a lo largo de la historia la calidad del gobierno y la madurez de los ciudadanos. En el régimen monárquico el poder era teatral, con escenarios, ceremonias y vestuario aparatosos. En nuestro tiempo los gobernantes se ocultan pretendiendo ser ciudadanos corrientes.
El filósofo Byung-Chul Han resume diciendo que en el régimen monárquico el poder era visible y el ciudadano invisible; hoy, al contrario, el poder es invisible y el ciudadano visible. El ciudadano anónimo, sin valor frente al poder, ha dado paso a un ciudadano visible, dotado de un perfil individual y dueño del poder que encarga a sus gobernantes.
Sin embargo, los principales gobernantes de este mundo, Putin, Trump, Xi Jin Pin, se han convertido en monarcas: son muy visibles, exhiben su poder, son locuaces y sueñan con vivir 150 años. Esos mismos arrebatos de vanidad y capricho obligan a la pregunta: ¿quién gobierna el mundo, los que están en escena o el politburó, las corporaciones, los militares, los asesores, los Rasputines?
El acoso a Maduro ha descubierto a personajes que operaban en la sombra: la negociación fue planteada por un expresidente español y sugería un régimen de transición presidido por Delcy Rodríguez. La propuesta no fue aceptada, tal vez porque aciertan quienes piensan que Maduro solo era el tonto útil de los verdaderos faraones venezolanos.
Bauman también alude a la pregunta de quién gobierna realmente, cuando plantea un juego de simulaciones: los que ostentan el poder económico fingen ser gobernados, los políticos fingen gobernar y la muchedumbre acude a las urnas simulando ser ciudadanos.
También nosotros tenemos derecho a preguntarnos, ante ese extraño que es nuestro presidente, (extraño es aquel cuyas intenciones solo podemos intuir) ¿quién gobierna? Aquí no hay simulaciones, no hay políticos, gobiernan los poderes económicos; los ciudadanos van a las urnas, sin simulaciones, a decirles NO, cuando piden más instrumentos para gobernar.
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El filósofo Byung-Chul Han resume diciendo que en el régimen monárquico el poder era visible y el ciudadano invisible; hoy, al contrario, el poder es invisible y el ciudadano visible. El ciudadano anónimo, sin valor frente al poder, ha dado paso a un ciudadano visible, dotado de un perfil individual y dueño del poder que encarga a sus gobernantes.
Sin embargo, los principales gobernantes de este mundo, Putin, Trump, Xi Jin Pin, se han convertido en monarcas: son muy visibles, exhiben su poder, son locuaces y sueñan con vivir 150 años. Esos mismos arrebatos de vanidad y capricho obligan a la pregunta: ¿quién gobierna el mundo, los que están en escena o el politburó, las corporaciones, los militares, los asesores, los Rasputines?
El acoso a Maduro ha descubierto a personajes que operaban en la sombra: la negociación fue planteada por un expresidente español y sugería un régimen de transición presidido por Delcy Rodríguez. La propuesta no fue aceptada, tal vez porque aciertan quienes piensan que Maduro solo era el tonto útil de los verdaderos faraones venezolanos.
Bauman también alude a la pregunta de quién gobierna realmente, cuando plantea un juego de simulaciones: los que ostentan el poder económico fingen ser gobernados, los políticos fingen gobernar y la muchedumbre acude a las urnas simulando ser ciudadanos.
También nosotros tenemos derecho a preguntarnos, ante ese extraño que es nuestro presidente, (extraño es aquel cuyas intenciones solo podemos intuir) ¿quién gobierna? Aquí no hay simulaciones, no hay políticos, gobiernan los poderes económicos; los ciudadanos van a las urnas, sin simulaciones, a decirles NO, cuando piden más instrumentos para gobernar.
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