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Mauricio Diaz
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En el camino hacia el desarrollo sostenible, el sello de origen se define como un programa clave para la creación, promoción, preservación y protección de productos tradicionales o singulares de un país. Estos productos se caracterizan por un fuerte componente local, reconociendo y retribuyendo el esfuerzo asociado al trabajo de las comunidades.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual-OMPI (https://www.wipo.int/es/web/home), organismo especializado de la ONU, promueve un sistema global para que las ideas de innovadores y creadores, lleguen al mercado. También fomenta la cooperación, incluyendo la protección del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y sus conocimientos tradicionales.
El contexto boliviano
En Bolivia, el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi) es la entidad pública que administra el régimen de propiedad intelectual para fomentar la actividad creativa e inventiva. La Ley 1334 regula la Denominación de Origen (D.O.) definiéndola actualmente de forma muy específica y sesgada (orientada a productos de la vid de preferencia) vinculando la calidad o características a un medio geográfico y a la interrelación de factores naturales y humanos.
Primer aporte: Sugerir a nuestras autoridades nacionales la urgente necesidad de actualizar este marco legal. La ley debe evolucionar hacia un programa integral que promueva, preserve, proteja y desarrolle una amplia gama de productos de impacto en las preferencias de la población, y no solo de un sector específico.
El Senapi, en colaboración con asociaciones productoras, ha logrado avances significativos, como la certificación del Cacao Nativo Yuracaré como Denominación de Origen. Éste es un producto silvestre, fino de aroma, cultivado por comunidades indígenas Yuracarés en Cochabamba, demostrando el valor de la asociatividad (ARCASY-www.facebook.com/p/Arcasy-100076242961498)
Benchmarking estratégico
El modelo chileno, administrado por el Inapi es un referente internacional. Su programa de Sello de Origen se dirige a una gran variedad de productos asociados a una locación específica, donde las tradiciones y procesos productivos son únicos, impulsando el emprendimiento y la innovación.
El programa fomenta el uso adecuado de las herramientas de la propiedad industrial a través de cuatro tipos de derechos para proteger los signos distintivos:
Finalmente, estos derechos de propiedad de estos productos especiales, se registran internacionalmente en la plataforma de la OMPI. El valor clave es la conexión con el consumidor:
“El cliente cada día asigna un mayor valor al origen y a la forma de elaboración del producto que está consumiendo… Los consumidores prestan más atención a estos productos y la demanda aumenta, lo que ayuda a promover nuestras industrias locales”.
A 2025, el Inapi ha consolidado la certificación de 21 productos, destacando entre productos referentes por su impacto en Pymes, los siguientes ejemplos:
Indicaciones geográficas: Limon de Pica, Langosta de Juan Fernandez, Dulces de la Lugua, Cordero Chilote, Sandia de Paine
Denominaciones de origen: Sal de Cahuil, Mantas corraleras de Doñihue, Alfarería Quinchamalí
Marcas colectivas: Viñedos Casa Blanca Route, Cerveza Valdiviana
Marcas de certificación: Uva Fresh Atacama, Tomates sabor Limachino, Bordados Isla Negra, entre otros
Desafíos de sostenibilidad
La renovación y ampliación del Sello de Origen en Bolivia, estimulando las formas especiales de manufactura y los oficios tradicionales, generará un efecto positivo directo en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
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La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual-OMPI (https://www.wipo.int/es/web/home), organismo especializado de la ONU, promueve un sistema global para que las ideas de innovadores y creadores, lleguen al mercado. También fomenta la cooperación, incluyendo la protección del conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y sus conocimientos tradicionales.
El contexto boliviano
En Bolivia, el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi) es la entidad pública que administra el régimen de propiedad intelectual para fomentar la actividad creativa e inventiva. La Ley 1334 regula la Denominación de Origen (D.O.) definiéndola actualmente de forma muy específica y sesgada (orientada a productos de la vid de preferencia) vinculando la calidad o características a un medio geográfico y a la interrelación de factores naturales y humanos.
Primer aporte: Sugerir a nuestras autoridades nacionales la urgente necesidad de actualizar este marco legal. La ley debe evolucionar hacia un programa integral que promueva, preserve, proteja y desarrolle una amplia gama de productos de impacto en las preferencias de la población, y no solo de un sector específico.
El Senapi, en colaboración con asociaciones productoras, ha logrado avances significativos, como la certificación del Cacao Nativo Yuracaré como Denominación de Origen. Éste es un producto silvestre, fino de aroma, cultivado por comunidades indígenas Yuracarés en Cochabamba, demostrando el valor de la asociatividad (ARCASY-www.facebook.com/p/Arcasy-100076242961498)
Benchmarking estratégico
El modelo chileno, administrado por el Inapi es un referente internacional. Su programa de Sello de Origen se dirige a una gran variedad de productos asociados a una locación específica, donde las tradiciones y procesos productivos son únicos, impulsando el emprendimiento y la innovación.
El programa fomenta el uso adecuado de las herramientas de la propiedad industrial a través de cuatro tipos de derechos para proteger los signos distintivos:
- Indicaciones Geográficas (I.G.)
- Denominaciones de Origen (D.O.)
- Marcas Colectivas
- Marcas de Certificación
Finalmente, estos derechos de propiedad de estos productos especiales, se registran internacionalmente en la plataforma de la OMPI. El valor clave es la conexión con el consumidor:
“El cliente cada día asigna un mayor valor al origen y a la forma de elaboración del producto que está consumiendo… Los consumidores prestan más atención a estos productos y la demanda aumenta, lo que ayuda a promover nuestras industrias locales”.
A 2025, el Inapi ha consolidado la certificación de 21 productos, destacando entre productos referentes por su impacto en Pymes, los siguientes ejemplos:
Indicaciones geográficas: Limon de Pica, Langosta de Juan Fernandez, Dulces de la Lugua, Cordero Chilote, Sandia de Paine
Denominaciones de origen: Sal de Cahuil, Mantas corraleras de Doñihue, Alfarería Quinchamalí
Marcas colectivas: Viñedos Casa Blanca Route, Cerveza Valdiviana
Marcas de certificación: Uva Fresh Atacama, Tomates sabor Limachino, Bordados Isla Negra, entre otros
Desafíos de sostenibilidad
La renovación y ampliación del Sello de Origen en Bolivia, estimulando las formas especiales de manufactura y los oficios tradicionales, generará un efecto positivo directo en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
- ODS 12 (producción y consumo responsables): Promueve patrones de producción y consumo sostenibles, asegurando que los consumidores elijan productos con valor cultural y artesanal, reduciendo el impacto ambiental.
- ODS 8 (trabajo decente y Crecimiento Económico): Fomenta el crecimiento económico inclusivo, la productividad y el emprendimiento de PyMES de manufactura tradicional, creando empleos dignos y sostenibles.
- ODS 9 (industria, innovación e infraestructura): Impulsa la industrialización sostenible, valorizando las tecnologías y técnicas tradicionales y fortaleciendo la infraestructura local para la producción.
Ramiro Iturri Gonzales es ingeniero Industrial -MBA PUC, especialista en dirección estratégica para la excelencia operativa y sostenibilidad empresarial
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