Reinventando la Bandera: Liderar con calidad y seguridad

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Sósimo Rovira

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En este artículo ensayamos un análisis sobre las reformas necesarias en el registro de naves y la certificación de marinos para que Panamá supere a competidores de élite como son Liberia e Islas Marshall.

Por décadas, la bandera panameña ha ondeado con indisputable dominio en los mástiles de buques de la flota mercante global. Su registro abierto, el más grande del mundo, es un pilar de la economía nacional y un símbolo de la vocación marítima del país. Sin embargo, en un océano de feroz competencia, el liderazgo por volumen (tonelaje) ya no es suficiente. Registros como los de Liberia e Islas Marshall han ganado terreno al ofrecer algo que el mercado valora cada vez más: excelencia, eficiencia y una reputación envidiable.

La pregunta crucial es: ¿Qué debe hacer Panamá para no solo mantener su tamaño, sino para igualar o superar en calidad a sus principales competidores? El desafío que enfrenta el registro ahora es competir en calidad con los mejores.

Mientras Panamá ha lidiado con su inclusión en las “listas grises” de organismos de supervisión por deficiencias en sus naves, Liberia e Islas Marshall han sido elogiados por su adhesión a los más altos estándares, apareciendo en las listas blancas. Esta reputación atrae a los armadores más serios, quienes, aunque pagan tarifas ligeramente superiores, obtienen a cambio menos detenciones en puerto, menores primas de seguro y una operación más fluida.

La estrategia para Panamá debe ser clara: emprender una transformación profunda que modernice sus estructuras y eleve sus estándares. Esta transformación debe ser dual:

abordar tanto el registro de naves como el sistema de certificación de la gente de mar, pilares fundamentales de la seguridad marítima.

De la burocracia a la excelencia

El modelo actual requiere una evolución hacia un sistema autónomo, ágil, transparente y proactivo. Para ello es necesario implementar los siguientes cambios:

1. Digitalización integral: Se debe desarrollar con urgencia una plataforma digital “todo en uno”, que incluya el registro inicial, pagos, renovación de certificados y trámites de hipotecas en línea las 24 horas del día. Esto eliminaría la lentitud burocrática que ahuyenta a los clientes modernos.

2. Evaluación exhaustiva: Panamá debe implementar un filtro riguroso que evalúe el historial del buque y del armador antes de su registro. Ello es crucial para evitar embarcaciones problemáticas que dañen la reputación de toda la flota.

3. Incentivos para la calidad: Crear un programa de “Bandera Premium”, que ofrezca beneficios tangibles (descuentos, trámites prioritarios, menos inspecciones) a aquellos armadores que demuestren los más altos estándares de mantenimiento, seguridad y desempeño ambiental. La calidad se premia, no se castiga.

Certificación STCW, clave de la seguridad

Un barco seguro depende de una tripulación competente. El sistema de certificación de oficiales y marinos bajo el Convenio STCW es la piedra angular y necesita una revisión profunda dirigida a:

1. Fortalecer la supervisión de los centros de formación: La Autoridad Marítima de Panamá (AMP) debe auditar de forma constante y rigurosa las instituciones de formación marítima (IMT) que autoriza, tanto nacionales como extranjeras. La calidad de los exámenes y la formación debe ser uniforme y excelente, garantizando que cada marino con un certificado panameño esté genuinamente calificado.

2. Luchar contra el fraude con tecnología: Implementar un sistema de verificación de documentos en línea con bases de datos seguras para combatir la presentación de certificaciones falsas. Los certificados físicos deben contar con los más avanzados elementos de seguridad.

3. Acelerar los trámites a través de un portal único: Así como con las naves, el proceso de emisión y revalidación de licencias debe ser 100% digital. Un marino en cualquier parte del mundo debería poder aplicar, subir sus documentos y rastrear su solicitud en tiempo real, reduciendo los exasperantes retrasos.

Una visión de futuro

Para que esto funcione, se necesita una reestructuración estratégica dentro de la Autoridad Marítima de Panamá que incluya lo siguiente:

· Unidad de calidad e inteligencia de datos: Un departamento dedicado a analizar datos de inspecciones, detenciones y desempeño para identificar riesgos y tomar decisiones basadas en evidencia.

· Fiscalizadores internacionales mejor formados y equipados: Ampliar y profesionalizar la red de inspectores en el exterior, convirtiéndolos en embajadores de los nuevos estándares de Panamá.

· Independencia técnica y financiera: La dirección del registro debe tener la autonomía técnica necesaria para aplicar las normas sin interferencia, con financiamiento proveniente de una parte de las tarifas recaudadas.

Conclusión

Panamá se encuentra en una encrucijada histórica. Puede contentarse con ser el registro más grande por volumen, o puede aspirar a ser el más grande y respetado. El camino no es fácil, pero es claro: adquirir autonomía, invertir en tecnología, ser implacable con los estándares de calidad y poner la seguridad marítima por encima de todo.

Al hacerlo, no solo superará a Liberia e Islas Marshall, sino que asegurará el futuro de su registro, protegiendo un activo nacional de valor incalculable y reafirmando su liderazgo en los mares con orgullo y excelencia.

El autor es práctico del Canal de Panamá.

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