Ratas, ratones, rockeros.

  • Empezar tema Empezar tema Jenny Martínez
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
J

Jenny Martínez

Guest
Francisco Miño para El Comercio

Ratas, Ratones, Rateros cumplió un cuarto de siglo. Es la película que marcó el inicio del cine ecuatoriano contemporáneo y, al mismo tiempo, dejó uno de los soundtracks más importantes y perdurables de la historia audiovisual del país.

Dirigida por Sebastián Cordero, el film retrató la vida de dos jóvenes ladrones callejeros: Salvador (Marco Bustos), quiteño y reservado, y Ángel (Carlos Valencia), guayaquileño y extrovertido. La película fue un relato crudo que reflejaba no solo la marginalidad urbana de finales de los noventa, sino también las diferencias culturales entre Costa y Sierra.

Uno de los elementos muy importantes que convirtió a “Ratas” en un fenómeno generacional fue su banda sonora: doce canciones exclusivamente ecuatorianas que funcionaron como columna vertebral narrativa y que, un cuarto de siglo después, siguen presentes en la memoria colectiva. Por ejemplo, basta con que suenen los primeros acordes de “Niña mala” de Hugo Hidrovo para que cualquiera que haya visto la película vuelva de inmediato a esos créditos iniciales sobre el hostal sucio y gris de los suburbios de Guayaquil. Siempre he sostenido que la elección musical de los primeros minutos de una película es decisiva: en cuestión de segundos puede anticipar el tono de la historia, el género o incluso el ritmo de edición que vendrá después.

Sebastián me contó en una entrevista que durante la escritura del guion, escuchaba todo el tiempo el disco Re de Café Tacvba (de cuya canción “Trópico de Cáncer” tomó el nombre del protagonista Salvador), Los Fabulosos Cadillacs, La Maldita Vecindad y Soda Stereo formaban parte de su banda sonora personal. En el rodaje, el disco Clandestino de Manu Chao los acompañó entre cambios de locación y tiempos de ensayos. La intención inicial era incluir varios temas de estas bandas, pero los altos costos y la complejidad de gestionar derechos de autor a finales de los noventa, cuando la comunicación internacional aún dependía en gran medida del fax, hicieron inviable la idea para una producción independiente.

La solución fue tan lógica como revolucionaria: apostar por la escena local. En ese momento, Ecuador vivía un auge de bandas que habían dejado atrás los covers para crear música propia con identidad marcada. Cordero, que ya había dirigido videoclips para Crucks en Karnak y Sobrepeso, contó con la colaboración del músico y compositor Sergio Sacoto y del editor Mateo Herrera (también guitarrista de El Retorno de Exxon Valdez) para seleccionar y coordinar el repertorio.

Entre las canciones del disco destacan:​


– “Qué te vas”, de El Retorno de Exxon Valdez: tema que la propia banda había descartado para su primer álbum y que Cordero rescató expresamente para la película, convirtiéndose en una de sus canciones más conocidas. El director le gustó la maqueta de esta canción porque le recordaba a un tema de su banda favorita Madness: los británicos de One step beyond.

– “Guajira mora”, de Perros Callejeros: grabada originalmente en un cassette de baja fidelidad en las calles del centro histórico de Quito y que Sacoto ayudó a producir una versión mejorada. Esta canción tiene un tono pintoresco que suena a picardía, una melodía picante de estos diablos quiteños.

– “Tamme”, de Tanque: posee un riff que subraya la personalidad desafiante del personaje de Ángel. Al escuchar el inicio de la canción todos recordamos al protagonista caminando por las calles con el brazo “guindado”, la mano con venda y la camiseta de Barcelona de Guayaquil.

– “Vasija de barro”, de Sobrepeso: versión rock de un clásico que reforzó la identidad ecuatoriana de la película.

– “La dama helada”, de Crucks en Karnak, y “El Principito es un guambra de la calle”, de Sal y Mileto, completan un listado de lujo que incluye también tres composiciones originales de Sergio Sacoto, fundamentales en secuencias como las convulsiones de Salvador o la persecución a Ángel en el cementerio de Guayaquil.

Se editaron apenas mil copias físicas del CD, que se vendieron rápidamente y se convirtieron en temas de culto. Hoy son piezas codiciadas por coleccionistas que gustan del arte ecuatoriano. Se las puede escuchar en las plataformas musicales en internet, donde algunos usuarios han hecho playlists. Sebastián Cordero dice que no descarta una reedición en vinilo con motivo del aniversario, lo que generaría una gran expectativa entre seguidores, cinéfilos y melómanos.

Veinticinco años después, muchas de las bandas ya no están activas en su formación original, pero sus reencuentros puntuales incluyen invariablemente temas del soundtrack de “Ratas”. Son canciones que quedarán en la cabeza de los fanáticos de la cinta como identidad de la obra.

Yo creo, por ejemplo, que en La misma sangre, obra teatral secuela de la película, las canciones son tan poderosas en la película que resuenan en la mente del público mientras transcurren las escenas desde que se abre el telón.

Ratas, Ratones, Rateros no solo inauguró una nueva etapa en el cine ecuatoriano; también consolidó el primer soundtrack (de venta al público) integrado exclusivamente por artistas nacionales en una película del país, sentando un precedente que pocas producciones posteriores han logrado igualar en impacto cultural.

A un cuarto de siglo de distancia, su banda sonora sigue demostrando que algunas músicas, como ciertas películas, están hechas para durar.

Sigue leyendo...
 
Atras
Superior