Política y economía según el indefendible presupuesto

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Política y economía según el indefendible presupuesto

Cada inocente infante deberá Q15,691 al nacer.​

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Mario Antonio Sandoval


1 de diciembre de 2025

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00:04h



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Para entender la magnitud de los terribles efectos de la aprobación del mayor presupuesto de la historia, debe explicarse con palabras simples pero correctas. Los diputados son los primeros ignorantes porque su visión panorámica sólo se dirige a sus inaceptables e inmorales beneficios personales, porque son ciudadanos con ingresos medianos y escasos hasta haber logrado colarse dentro de la horda reunida en el organismo Legislativo. Es urgente la participación de ciudadanos con conocimiento de estos efectos, porque los gastos están intencionalmente escondidos y fatalmente destinados a afianzar el subdesarrollo político y la división ciudadana entre una clase media en reducción, una pobre en aumento y una politiquera voraz y despiadada.

Ya está emergiendo la podredumbre politiquera representada en el piñatesco y oscuro presupuesto nacional aprobado.


En miles de millones de dólares, el aumento de la deuda nacional ha sido constante, al pasar de 118 mil en el 2015, a 287 mil para 2026, es decir un 243%. En dos años, Pérez Molina la subió 2; Morales, 89; Giammattei, 47, y ahora Arévalo en sus primeros dos años la ha subido 38. El total de 2015 a 2026 es de 169. Estas cifras incluyen la deuda interna y la deuda externa. Según algunos análisis técnicos, el país tiene algún techo adicional para endeudarse, pero eso resulta ser teórico. Si esos 169 mil millones de dólares se hubieran manejado decentemente, el país no sufriría la falta de carreteras nuevas y la virtual destrucción de las existentes, la ausencia de suficientes hospitales equipados, escuelas eficientes ni presentarían la vergonzosa realidad social.

Las deudas deben pagarse porque no son regalos. Entonces, se debe tener una ida de a quién beneficia aumentarlas. Simple, creo yo. Si se pagaran diez millones de dólares diarios (27.4 por día), sin contar los intereses, se necesitarían 16.9 años para pagar tal suma, pero como no es la única necesidad del Estado para funcionar y porque los intereses de la deuda ya equivalen al 30% del ingreso total, ese período debe multiplicarse por 3.3 y entonces se vuelven 55 años y medio es decir sería en el año 2080, cuando los niños nacidos este año ya sean abuelos, y de la actual generación queden cenizas y algunos recuerdos. Cada inocente infante deberá Q15,691 al nacer.

Obviamente, estos no son números técnicos, pero la posibilidad de cumplirse —a mi parecer— es mayor a la de quienes los calculan en base a teorías, hipótesis de conocimientos especulativos independientes. Estas cifras tienen la ventaja de basarse en la lógica, es decir de pensamiento racional y razonamientos correctos basados en la estructura de los argumentos, no en su contenido, y en la disposición natural en buena parte de los seres humanos de pensar en forma coherente. Por supuesto, no siempre se cumple pero siempre está presente en el pensamiento aunque sea equivocado. Por ejemplo: estar seguro de recaudar la enorme cantidad de impuestos y en la corrección del gasto.

Otro factor no tomado en cuenta por los técnicos es la evasión de impuestos debido a la seguridad de su uso corrupto. El entusiasmo por el avance de Guatemala choca con esa realidad por dos razones: definirlo como fenómeno exclusivamente económico y olvidarse y a veces hasta rechazar lo relacionado con la verdadera calidad de vida. No se puede olvidar el viejo dicho “la vergüenza pasa, pero el pisto queda en casa”. Los países donde se rechaza la corrupción de cualquier cantidad, y en funcionarios y cómplices, son de popularidad menguante para actuar con eficiencia sin necesariamente violar los derechos humanos, concepto cada vez menos popular a causa del convencimiento de aplicarse sin tomar en cuenta a los criminales de sucio cuello blanco.

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