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Giovanni Astudillo
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La competencia por los minerales críticos, tierras raras y metales estratégicos se ha convertido en el nuevo interés de la economía mundial.
El mundo busca abandonar su dependencia de los hidrocarburos para migrar hacia un modelo basado en cobre, litio, grafito, níquel, galio, germanio, y otros insumos esenciales para tecnologías limpias, defensa, electrónica avanzada y sistemas digitales.
Los expertos coinciden en que esta transición marca una reorganización profunda del poder global. Los minerales críticos, definidos como aquellos con alto impacto económico y riesgo de interrupción en su cadena de suministro, y los minerales estratégicos, indispensables para la seguridad y autonomía de los Estados, son un recurso geopolítico tan importante como lo fue el petróleo en el siglo 20.
El concepto de minerales críticos se refiere a elementos cuya disponibilidad es incierta frente a una demanda creciente. Este grupo incluye litio, cobalto, grafito, níquel, cobre y tierras raras.
Las tierras raras, por su parte, abarcan 17 elementos como neodimio, disprosio, terbio, lantano o cerio. Son fundamentales para fabricar imanes permanentes, sensores, turbinas eólicas, misiles guiados, motores eléctricos y dispositivos electrónicos.
A pesar de su nombre, no son escasos. Lo que es limitado es su capacidad de extracción, separación y procesamiento, altamente concentrada en China.
La clasificación de minerales críticos se actualiza constantemente según el riesgo geopolítico, el origen de la producción, la concentración del mercado y la importancia económica. Estados Unidos identifica más de 50 materiales dentro de estas categorías.
La transición energética y la transición digital avanzan juntas y multiplican la necesidad de materiales. Esa doble ola genera un ciclo de presión al que se suman la defensa y el crecimiento urbano.
Los centros de datos, las redes 5G, la inteligencia artificial y la computación en la nube dependen de elementos como galio, germanio, tántalo, silicio y cobre, mientras que autos eléctricos, paneles solares y baterías requieren cantidades enormes de litio, níquel, grafito y cobalto.
Un computador portátil de 1,5 kg moviliza 600 kg de materias primas durante su fabricación; un router doméstico, cerca de 500 kg.
Además, las zonas urbanas en el mundo -con más de 6 300 millones de personas viviendo en ciudades hacia 2050- exigirá cobre, aluminio, acero y minerales no metálicos a escalas históricas.
Los analistas coinciden que incluso si la adopción de vehículos eléctricos se ralentizara, la infraestructura física de las nuevas urbes mantendrá el consumo de minerales en niveles crecientes durante décadas.
Ecuador aparece como un jugador con enorme potencial, pero con una exploración aún incipiente.
Rodrigo Darquea, director de asuntos corporativos de BHP para Latinoamérica, explica que el país se encuentra ante una ventana única: el mundo demandará más cobre, níquel, grafito y tierras raras de los que hoy puede producir. Y Ecuador posee geología favorable, aunque aún subestimada.
Según María Eulalia Silva, presidenta de la Cámara de Minería del Ecuador, solo 7% del territorio nacional está concesionado. De ese porcentaje, menos del 10% ha sido explorado efectivamente.
La exploración se concentra en cobre, oro, plata, plomo y zinc, pero casi no se han investigado las tierras raras. “Esto significa que el país podría albergar depósitos estratégicos aún desconocidos”.
Darquea señala que para 2050 el mundo necesitará 70% más cobre, lo que implicaría construir más de 150 minas comparables al proyecto Mirador, ubicado en Zamora Chinchipe.
Los proyectos mineros demoran entre ocho y 15 años desde su descubrimiento hasta su producción. Por eso, insiste, Ecuador debe actuar ahora si quiere aprovechar el ciclo.
China domina de manera abrumadora los eslabones más sensibles de la cadena de valor, especialmente el refinado, purificación y transformación química de los minerales. Esa posición le otorga una capacidad de influencia que trasciende lo económico y entra directamente en el terreno geopolítico.
China controla el 35% del procesamiento mundial de níquel y entre 65% y 70% del procesamiento de cobre. Además, el 99% del grafito grado batería, que es esencial para los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento de energía.
El dominio no es casual, dice Darquea. Durante dos décadas, China impulsó una estrategia industrial invirtiendo en plantas de refinación. Además, asegurando contratos en países productores y creando enormes capacidades de manufactura.
Ahora, con el auge de la transición energética y la digitalización masiva, ese dominio se ha convertido en una palanca de poder global.
Silva y Darquea coinciden que Ecuador debe combinar visión de largo plazo, exploración técnica, gobernanza transparente y sostenibilidad.
Las empresas automotrices y tecnológicas ya están comprando minas en distintos continentes para asegurar su abastecimiento. Si Ecuador no explora, perderá competitividad en un mundo donde la disponibilidad de minerales críticos define quién produce, quién innova y quién exporta.
La transición energética y digital es irreversible. Y Ecuador, si acelera su exploración y fortalece sus instituciones, puede convertirse en una pieza clave del abastecimiento global, generando empleo, inversión, encadenamientos productivos y desarrollo territorial, señalan los expertos.
Enlace externo: ¿Qué son las tierras raras?
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El mundo busca abandonar su dependencia de los hidrocarburos para migrar hacia un modelo basado en cobre, litio, grafito, níquel, galio, germanio, y otros insumos esenciales para tecnologías limpias, defensa, electrónica avanzada y sistemas digitales.
Los expertos coinciden en que esta transición marca una reorganización profunda del poder global. Los minerales críticos, definidos como aquellos con alto impacto económico y riesgo de interrupción en su cadena de suministro, y los minerales estratégicos, indispensables para la seguridad y autonomía de los Estados, son un recurso geopolítico tan importante como lo fue el petróleo en el siglo 20.
¿Qué son los minerales críticos y las tierras raras?
El concepto de minerales críticos se refiere a elementos cuya disponibilidad es incierta frente a una demanda creciente. Este grupo incluye litio, cobalto, grafito, níquel, cobre y tierras raras.
Las tierras raras, por su parte, abarcan 17 elementos como neodimio, disprosio, terbio, lantano o cerio. Son fundamentales para fabricar imanes permanentes, sensores, turbinas eólicas, misiles guiados, motores eléctricos y dispositivos electrónicos.
A pesar de su nombre, no son escasos. Lo que es limitado es su capacidad de extracción, separación y procesamiento, altamente concentrada en China.
La clasificación de minerales críticos se actualiza constantemente según el riesgo geopolítico, el origen de la producción, la concentración del mercado y la importancia económica. Estados Unidos identifica más de 50 materiales dentro de estas categorías.
Demanda explosiva y cadenas de suministro vulnerables
La transición energética y la transición digital avanzan juntas y multiplican la necesidad de materiales. Esa doble ola genera un ciclo de presión al que se suman la defensa y el crecimiento urbano.
Los centros de datos, las redes 5G, la inteligencia artificial y la computación en la nube dependen de elementos como galio, germanio, tántalo, silicio y cobre, mientras que autos eléctricos, paneles solares y baterías requieren cantidades enormes de litio, níquel, grafito y cobalto.
Un computador portátil de 1,5 kg moviliza 600 kg de materias primas durante su fabricación; un router doméstico, cerca de 500 kg.
Además, las zonas urbanas en el mundo -con más de 6 300 millones de personas viviendo en ciudades hacia 2050- exigirá cobre, aluminio, acero y minerales no metálicos a escalas históricas.
Los analistas coinciden que incluso si la adopción de vehículos eléctricos se ralentizara, la infraestructura física de las nuevas urbes mantendrá el consumo de minerales en niveles crecientes durante décadas.
¿Para qué se usan realmente estos minerales?
Transición energética:
- Vehículos eléctricos: hasta seis veces más minerales que uno convencional.
- Aerogeneradores: entre tres y cuatro toneladas de cobre por turbina.
- Paneles solares: altas dosis de silicio, plata y aluminio.
Transición digital:
- Servidores, chips, equipos 5G, centros de datos.
- Electrónica avanzada: tierras raras, galio, germanio, tántalo.
Transición de defensa:
- Radar, guiado inteligente, sistemas aeroespaciales.
- Superaleaciones de níquel, imanes permanentes de neodimio.
Transición sociodemográfica:
- La clase media mundial -que supera los 5 700 millones de personas- demanda vivienda, transporte y conectividad.
- La construcción requiere acero, cemento, cuarzo, aluminio y cobre.
Ecuador es un país poco explorado ante una oportunidad histórica
Ecuador aparece como un jugador con enorme potencial, pero con una exploración aún incipiente.
Rodrigo Darquea, director de asuntos corporativos de BHP para Latinoamérica, explica que el país se encuentra ante una ventana única: el mundo demandará más cobre, níquel, grafito y tierras raras de los que hoy puede producir. Y Ecuador posee geología favorable, aunque aún subestimada.
Según María Eulalia Silva, presidenta de la Cámara de Minería del Ecuador, solo 7% del territorio nacional está concesionado. De ese porcentaje, menos del 10% ha sido explorado efectivamente.
La exploración se concentra en cobre, oro, plata, plomo y zinc, pero casi no se han investigado las tierras raras. “Esto significa que el país podría albergar depósitos estratégicos aún desconocidos”.
Demanda global que supera la oferta
Darquea señala que para 2050 el mundo necesitará 70% más cobre, lo que implicaría construir más de 150 minas comparables al proyecto Mirador, ubicado en Zamora Chinchipe.
Los proyectos mineros demoran entre ocho y 15 años desde su descubrimiento hasta su producción. Por eso, insiste, Ecuador debe actuar ahora si quiere aprovechar el ciclo.
Geopolítica y seguridad de suministro
China domina de manera abrumadora los eslabones más sensibles de la cadena de valor, especialmente el refinado, purificación y transformación química de los minerales. Esa posición le otorga una capacidad de influencia que trasciende lo económico y entra directamente en el terreno geopolítico.
China controla el 35% del procesamiento mundial de níquel y entre 65% y 70% del procesamiento de cobre. Además, el 99% del grafito grado batería, que es esencial para los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento de energía.
El dominio no es casual, dice Darquea. Durante dos décadas, China impulsó una estrategia industrial invirtiendo en plantas de refinación. Además, asegurando contratos en países productores y creando enormes capacidades de manufactura.
Ahora, con el auge de la transición energética y la digitalización masiva, ese dominio se ha convertido en una palanca de poder global.
Ecuador en el nuevo orden mineral
Silva y Darquea coinciden que Ecuador debe combinar visión de largo plazo, exploración técnica, gobernanza transparente y sostenibilidad.
Las empresas automotrices y tecnológicas ya están comprando minas en distintos continentes para asegurar su abastecimiento. Si Ecuador no explora, perderá competitividad en un mundo donde la disponibilidad de minerales críticos define quién produce, quién innova y quién exporta.
La transición energética y digital es irreversible. Y Ecuador, si acelera su exploración y fortalece sus instituciones, puede convertirse en una pieza clave del abastecimiento global, generando empleo, inversión, encadenamientos productivos y desarrollo territorial, señalan los expertos.
Enlace externo: ¿Qué son las tierras raras?
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