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Rodolfo Aliaga
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Hace tres meses lo adelanté en este mismo espacio, cuando avisé del guion que el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Estados Unidos estaba preparando para tomar por asalto el litio boliviano. Hoy ya es prácticamente un hecho gracias a la pavimentación que el gobierno de Rodrigo Paz propone con su decreto número 5503. El yacimiento de este valioso mineral pronto estará en manos de empresas estadounidenses, porque así estaba pautado en un esquema que muy bien podría dividirse en 5 fases:
1.- Eliminación electoral de una izquierda opositora, direccionada por operadores norteamericanos, entre ellos el secretario de Estado Marco Rubio, que lograron encajar a la final a tres candidatos funcionalmente útiles: Samuel, Tuto y Rodrigo; con cualquiera de ellos, el resultado en favor de los intereses estadounidenses sería el mismo.
2.- Propaganda a gran escala para imponer la percepción de un país en bancarrota por un “Estado tranca” que no sólo se robó el dinero, sino que nos dejó sin futuro, por lo que es obligatorio pedir préstamos internacionales urgentes. No en Japón, que no sólo nos perdona deudas, sino que nos ofrece más ayuda; no, tampoco en Europa ni en China que mostraron intenciones de apoyo. No. Lo primero que hizo el presidente Rodrigo Paz fue ir a Estados Unidos; con ellos, sí; sólo con ellos.
3.- El pasado 4 de diciembre Donald Trump asesta al mundo, y con especial dedicatoria a América Latina, su Estrategia de Seguridad Nacional en la que Estados Unidos se proclama dueño y señor del hemisferio occidental. Incrementará no sólo su presencia política, sino también su poderío militar, con el objetivo de asegurar la prosperidad estadounidense apropiándose de los recursos naturales de la región mediante dos vías: trato preferencial a gobiernos aliados o guerra de despojo a los rebeldes, como ocurre hoy con Venezuela. Bolivia, como Argentina, Chile, Ecuador y otros, estaría en el primer grupo de los aliados, pero atada de pies y manos, pues la Estrategia de Seguridad norteamericana le prohíbe hacer tratos con otras potencias como China y Rusia. El petróleo, gas, tierras raras, litio y demás recursos geoestratégicos sólo deben ser administrados por empresas estadounidenses.
4.- El 18 de diciembre el gobierno boliviano sorprende con el decreto 5503 con el viejo truco de la cortina de humo: suspende la subvención a la gasolina, que provoca un gran escándalo, e introduce furtivamente la autorización fast track (vía rápida) para que empresas estadounidenses exploten y aprovechen los recursos energéticos bolivianos incluido, el litio, a través de un régimen extraordinario que posibilita la aprobación de contratos directos de inversión, mediante decretos presidenciales, sin someterlos a la opinión de la Asamblea. Exactamente como hacen Donald Trump en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina y Daniel Novoa en Ecuador, nulificando al poder legislativo que, constitucionalmente, tiene la potestad de aprobar o rechazar inversiones extranjeras.
5.- Creado el alboroto (hasta el cierre de esta columna, viernes en la noche, había paros, movilizaciones y bloqueos) el gobierno de Rodrigo Paz anunciaba que no retiraría su medida. Simultáneamente, una hora después de las primeras protestas, el gobierno de Estados Unidos, por voz del secretario de Estado Marco Rubio, expresaba una amenaza velada al indicar que ese gobierno respaldaba al boliviano. “El camino por delante no será fácil, estas medidas son un cambio de rumbo necesario que sienta las bases para un futuro más próspero y seguro para todos los bolivianos, después de años de estancamiento económico, corrupción y mala gestión”, dijo en un comunicado. Como si le interesara el bienestar boliviano y no su utilidad. La Estrategia de Seguridad lo dice muy claro: a Estados Unidos no le interesa el desarrollo de sus aliados, sino su subordinación funcional. Por eso, una delegación estadounidense de varias personas ya estaba en Bolivia, cuatro días antes, de que el presidente Rodrigo Paz lanzara su decreto 5503.
¿Consummatum est? Con los bolivianos nunca se sabe, sobre todo con los campesinos. No son como los peruanos o ecuatorianos a los que con una vuelta de tuerca se puede someter. Quizás el gobierno dé marcha atrás a lo de la subvención, pero lo del litio irá, porque ese fue el trato.
Lo invitamos a leer también: Barrer el patio trasero
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1.- Eliminación electoral de una izquierda opositora, direccionada por operadores norteamericanos, entre ellos el secretario de Estado Marco Rubio, que lograron encajar a la final a tres candidatos funcionalmente útiles: Samuel, Tuto y Rodrigo; con cualquiera de ellos, el resultado en favor de los intereses estadounidenses sería el mismo.
2.- Propaganda a gran escala para imponer la percepción de un país en bancarrota por un “Estado tranca” que no sólo se robó el dinero, sino que nos dejó sin futuro, por lo que es obligatorio pedir préstamos internacionales urgentes. No en Japón, que no sólo nos perdona deudas, sino que nos ofrece más ayuda; no, tampoco en Europa ni en China que mostraron intenciones de apoyo. No. Lo primero que hizo el presidente Rodrigo Paz fue ir a Estados Unidos; con ellos, sí; sólo con ellos.
3.- El pasado 4 de diciembre Donald Trump asesta al mundo, y con especial dedicatoria a América Latina, su Estrategia de Seguridad Nacional en la que Estados Unidos se proclama dueño y señor del hemisferio occidental. Incrementará no sólo su presencia política, sino también su poderío militar, con el objetivo de asegurar la prosperidad estadounidense apropiándose de los recursos naturales de la región mediante dos vías: trato preferencial a gobiernos aliados o guerra de despojo a los rebeldes, como ocurre hoy con Venezuela. Bolivia, como Argentina, Chile, Ecuador y otros, estaría en el primer grupo de los aliados, pero atada de pies y manos, pues la Estrategia de Seguridad norteamericana le prohíbe hacer tratos con otras potencias como China y Rusia. El petróleo, gas, tierras raras, litio y demás recursos geoestratégicos sólo deben ser administrados por empresas estadounidenses.
4.- El 18 de diciembre el gobierno boliviano sorprende con el decreto 5503 con el viejo truco de la cortina de humo: suspende la subvención a la gasolina, que provoca un gran escándalo, e introduce furtivamente la autorización fast track (vía rápida) para que empresas estadounidenses exploten y aprovechen los recursos energéticos bolivianos incluido, el litio, a través de un régimen extraordinario que posibilita la aprobación de contratos directos de inversión, mediante decretos presidenciales, sin someterlos a la opinión de la Asamblea. Exactamente como hacen Donald Trump en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina y Daniel Novoa en Ecuador, nulificando al poder legislativo que, constitucionalmente, tiene la potestad de aprobar o rechazar inversiones extranjeras.
5.- Creado el alboroto (hasta el cierre de esta columna, viernes en la noche, había paros, movilizaciones y bloqueos) el gobierno de Rodrigo Paz anunciaba que no retiraría su medida. Simultáneamente, una hora después de las primeras protestas, el gobierno de Estados Unidos, por voz del secretario de Estado Marco Rubio, expresaba una amenaza velada al indicar que ese gobierno respaldaba al boliviano. “El camino por delante no será fácil, estas medidas son un cambio de rumbo necesario que sienta las bases para un futuro más próspero y seguro para todos los bolivianos, después de años de estancamiento económico, corrupción y mala gestión”, dijo en un comunicado. Como si le interesara el bienestar boliviano y no su utilidad. La Estrategia de Seguridad lo dice muy claro: a Estados Unidos no le interesa el desarrollo de sus aliados, sino su subordinación funcional. Por eso, una delegación estadounidense de varias personas ya estaba en Bolivia, cuatro días antes, de que el presidente Rodrigo Paz lanzara su decreto 5503.
¿Consummatum est? Con los bolivianos nunca se sabe, sobre todo con los campesinos. No son como los peruanos o ecuatorianos a los que con una vuelta de tuerca se puede someter. Quizás el gobierno dé marcha atrás a lo de la subvención, pero lo del litio irá, porque ese fue el trato.
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(*) Javier Bustillos Zamorano es periodista
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