Influenza A(H3N2) en Panamá: prevención, síntomas y monitoreo de la variante K

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Aleida Samaniego

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La confirmación de los tres primeros casos de la influenza A(H3N2) con la variante K en el país encendió las alertas sanitarias y volvió a poner en primer plano la importancia de la vigilancia epidemiológica y la prevención, en un contexto internacional marcado por el aumento de contagios en Europa y Estados Unidos.

Se trata de una variante del virus de la influenza A que se caracteriza por un inicio brusco y síntomas intensos, muy distintos a los de un resfrío común.

Las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) siguen de cerca su evolución, y declararon hace más de una semana una alerta epidemiológica.

Síntomas más frecuentes​


Entre las señales más habituales de la gripe H3N2 se encuentran la fiebre alta repentina —generalmente por encima de los 38 grados—, escalofríos, fuerte malestar general y dolores musculares intensos, sobre todo en piernas, espalda y brazos. A esto se suman dolor de cabeza persistente, tos seca, dolor de garganta y congestión nasal.

El cansancio extremo es otro de los síntomas distintivos y puede prolongarse durante varios días, incluso después de que la fiebre haya cedido. En niños pequeños y adultos mayores también pueden presentarse náuseas, vómitos o diarrea, aunque estos cuadros son menos frecuentes en adultos jóvenes.

Qué diferencia a la H3N2 de un resfrío común​


A diferencia de un resfrío, que suele evolucionar de manera leve y progresiva, la gripe H3N2 aparece de forma repentina y con mayor intensidad. Especialistas advierten que esta cepa puede provocar complicaciones en personas pertenecientes a grupos de riesgo, como adultos mayores, embarazadas, niños pequeños y pacientes con enfermedades crónicas.

La transmisión se produce principalmente a través de gotitas respiratorias al toser, estornudar o hablar, y también por el contacto con superficies contaminadas.

El virus de la influenza presenta varios cambios en su estructura que pueden ayudarle a evadir las defensas del organismo. Para vigilar estas variaciones, la Organización Mundial de la Salud cuenta con una red global que analiza millones de muestras cada año, detecta nuevas amenazas y actualiza dos veces al año la composición de las vacunas contra la influenza. Cortesía JAMA

Prevención y cuidado comunitario​


En línea con lo que vienen remarcando las autoridades sanitarias, la vacunación anual continúa siendo la principal herramienta de prevención. A esto se suman medidas básicas pero efectivas, como el lavado frecuente de manos, la ventilación de los ambientes, evitar el contacto cercano con personas con síntomas y el uso de mascarilla en caso de presentar signos respiratorios.

Tal como se ha subrayado en recientes informes sobre salud pública, la detección temprana y la consulta oportuna resultan claves para evitar complicaciones y reducir la circulación del virus.

Cuándo consultar al médico​


Ante la aparición de fiebre alta, dolores musculares intensos y síntomas respiratorios marcados, se recomienda no automedicarse, mantener reposo, hidratarse adecuadamente y consultar con un profesional de la salud, especialmente si los síntomas persisten más de 48 horas o si la persona pertenece a un grupo de riesgo.

La experiencia reciente con la covid-19 demuestra que la prevención y la responsabilidad individual siguen siendo herramientas centrales para enfrentar los brotes estacionales y proteger a los sectores más vulnerables de la población.

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