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Santiago Estrella
Guest
Iván Suasti, gerente general de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Inteligencia de Negocios (Incoop), lidera un modelo que combina financiamiento, acompañamiento técnico y acceso a mercados internacionales para el sector agrícola.
Desde alianzas privadas con empresas de exportación hasta innovación tecnológica premiada a escala regional, su apuesta apunta a cambiar la relación entre cooperativismo y agro.
¿Qué es INCOOP y qué están impulsando actualmente en el sector agrícola?
Incoop es una cooperativa de ahorro y crédito con 18 años de trayectoria; nació en Ambatillo, en una zona rural, y siempre estuvo vinculada al sector productivo agrícola. Hace cuatro años asumí la gerencia general, en un contexto complejo tras la pandemia, cuando el sistema cooperativo estaba muy golpeado. Desde entonces, trabajamos en una transformación profunda, especialmente en nuestra relación con el agro.
¿Cuál fue el principal cambio en estos cuatro años?
Cuando llegamos, Incoop tenía un patrimonio cercano a 60 000 dólares. Hoy alcanzamos los 2 millones de dólares y activos por 19 millones. Estamos a punto de pasar del segmento cinco al segmento dos, algo que normalmente toma mucho más tiempo. Pero el cambio más importante fue estratégico: dejamos de ser solo una cooperativa que presta dinero para convertirnos en un aliado del productor.
¿Cómo se concreta esa nueva visión?
A través de alianzas estratégicas. Una de las más relevantes es con NEF —Nania Chandyah Financial— y con la Cámara de Comercio de los Emiratos Árabes Unidos. Es un convenio privado que trabajamos desde hace tres años, incluso antes de que Ecuador fortaleciera sus relaciones con ese país. Gracias a esa alianza, llevamos productos ecuatorianos a ferias agrícolas en Emiratos y abrimos canales reales de exportación.
¿Qué productos ecuatorianos han logrado posicionarse?
Las frutas tropicales son las más demandadas: pitahaya, fresa y uvilla, sobre todo por el sector turístico. También la quinoa ha ganado espacio en el segmento gourmet por su valor nutricional. El fréjol es otro producto…
¿Qué papel cumple INCOOP en ese proceso?
No solo financiamos. Acompañamos. Junto con NEF capacitamos a los productores en tecnificación, estandarización y calidad. Además, la Cámara de Comercio de los Emiratos facilita compradores y contratos de precompra, lo que garantiza la venta antes de la cosecha. Eso reduce riesgos y cambia completamente la perspectiva del agricultor.
¿Por qué cree que el cooperativismo ha sido subestimado?
Las cooperativas manejan cerca del 40 % de los recursos del sistema financiero ecuatoriano. Además, gran parte de las remesas —más de 7 000 millones de dólares— termina en cooperativas porque provienen de migrantes. Pero el valor más fuerte no es económico, sino cultural. Hay una lealtad histórica hacia las cooperativas, especialmente en la ruralidad, porque han sostenido la producción agrícola durante generaciones.
¿Qué implica para un agricultor pensar en exportación?
Es un cambio de paradigma. Si no damos ese paso, seguiremos creyendo que el agro ecuatoriano solo sirve para el mercado interno. En otros países el agro se tecnificó y se convirtió en motor de desarrollo. Cuando el agricultor entiende que su producto puede llegar a otros mercados, su visión del futuro cambia.
¿Cómo adaptan el crédito a la realidad del agro
Respetando los ciclos productivos. Si un agricultor cosecha cada seis meses, no tiene sentido cobrarle desde el primer mes. En Incoop damos periodos de gracia acordes al cultivo y cobramos cuando ya hay liquidez. Hasta ahora hemos desembolsado cerca de 3 millones de dólares bajo este modelo.
¿Qué rol juega la tecnología en este proceso?
La tecnología es una herramienta, no una solución automática. Los bancos creen que todo se resuelve con tecnología; muchas cooperativas temen que sus clientes no la usen. La clave está en el equilibrio: digitalizar procesos, pero también capacitar. En el sector rural todavía existen barreras económicas y de conocimiento.
Incoop recibió un reconocimiento internacional. ¿Qué significa?
Obtuvimos el primer lugar en Ecuador en la categoría de banca móvil más innovadora, otorgado por Fintech Américas. Somos la primera cooperativa ecuatoriana en lograrlo. Lo recibiremos en Miami y demuestra que desde Ecuador se pueden desarrollar soluciones tecnológicas útiles para la ruralidad.
¿Cómo ve la relación entre cooperativas y banca tradicional?
No deberían verse como competencia. Muchos clientes usan la tecnología de los bancos y el crédito de las cooperativas. En otros países ya existe interoperabilidad total. Creo que Ecuador va hacia allá y que este reconocimiento confirma que Incoop está avanzando en ese camino.
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Desde alianzas privadas con empresas de exportación hasta innovación tecnológica premiada a escala regional, su apuesta apunta a cambiar la relación entre cooperativismo y agro.
¿Qué es INCOOP y qué están impulsando actualmente en el sector agrícola?
Incoop es una cooperativa de ahorro y crédito con 18 años de trayectoria; nació en Ambatillo, en una zona rural, y siempre estuvo vinculada al sector productivo agrícola. Hace cuatro años asumí la gerencia general, en un contexto complejo tras la pandemia, cuando el sistema cooperativo estaba muy golpeado. Desde entonces, trabajamos en una transformación profunda, especialmente en nuestra relación con el agro.
¿Cuál fue el principal cambio en estos cuatro años?
Cuando llegamos, Incoop tenía un patrimonio cercano a 60 000 dólares. Hoy alcanzamos los 2 millones de dólares y activos por 19 millones. Estamos a punto de pasar del segmento cinco al segmento dos, algo que normalmente toma mucho más tiempo. Pero el cambio más importante fue estratégico: dejamos de ser solo una cooperativa que presta dinero para convertirnos en un aliado del productor.
¿Cómo se concreta esa nueva visión?
A través de alianzas estratégicas. Una de las más relevantes es con NEF —Nania Chandyah Financial— y con la Cámara de Comercio de los Emiratos Árabes Unidos. Es un convenio privado que trabajamos desde hace tres años, incluso antes de que Ecuador fortaleciera sus relaciones con ese país. Gracias a esa alianza, llevamos productos ecuatorianos a ferias agrícolas en Emiratos y abrimos canales reales de exportación.
¿Qué productos ecuatorianos han logrado posicionarse?
Las frutas tropicales son las más demandadas: pitahaya, fresa y uvilla, sobre todo por el sector turístico. También la quinoa ha ganado espacio en el segmento gourmet por su valor nutricional. El fréjol es otro producto…
¿Qué papel cumple INCOOP en ese proceso?
No solo financiamos. Acompañamos. Junto con NEF capacitamos a los productores en tecnificación, estandarización y calidad. Además, la Cámara de Comercio de los Emiratos facilita compradores y contratos de precompra, lo que garantiza la venta antes de la cosecha. Eso reduce riesgos y cambia completamente la perspectiva del agricultor.
¿Por qué cree que el cooperativismo ha sido subestimado?
Las cooperativas manejan cerca del 40 % de los recursos del sistema financiero ecuatoriano. Además, gran parte de las remesas —más de 7 000 millones de dólares— termina en cooperativas porque provienen de migrantes. Pero el valor más fuerte no es económico, sino cultural. Hay una lealtad histórica hacia las cooperativas, especialmente en la ruralidad, porque han sostenido la producción agrícola durante generaciones.
¿Qué implica para un agricultor pensar en exportación?
Es un cambio de paradigma. Si no damos ese paso, seguiremos creyendo que el agro ecuatoriano solo sirve para el mercado interno. En otros países el agro se tecnificó y se convirtió en motor de desarrollo. Cuando el agricultor entiende que su producto puede llegar a otros mercados, su visión del futuro cambia.
¿Cómo adaptan el crédito a la realidad del agro
Respetando los ciclos productivos. Si un agricultor cosecha cada seis meses, no tiene sentido cobrarle desde el primer mes. En Incoop damos periodos de gracia acordes al cultivo y cobramos cuando ya hay liquidez. Hasta ahora hemos desembolsado cerca de 3 millones de dólares bajo este modelo.
¿Qué rol juega la tecnología en este proceso?
La tecnología es una herramienta, no una solución automática. Los bancos creen que todo se resuelve con tecnología; muchas cooperativas temen que sus clientes no la usen. La clave está en el equilibrio: digitalizar procesos, pero también capacitar. En el sector rural todavía existen barreras económicas y de conocimiento.
Incoop recibió un reconocimiento internacional. ¿Qué significa?
Obtuvimos el primer lugar en Ecuador en la categoría de banca móvil más innovadora, otorgado por Fintech Américas. Somos la primera cooperativa ecuatoriana en lograrlo. Lo recibiremos en Miami y demuestra que desde Ecuador se pueden desarrollar soluciones tecnológicas útiles para la ruralidad.
¿Cómo ve la relación entre cooperativas y banca tradicional?
No deberían verse como competencia. Muchos clientes usan la tecnología de los bancos y el crédito de las cooperativas. En otros países ya existe interoperabilidad total. Creo que Ecuador va hacia allá y que este reconocimiento confirma que Incoop está avanzando en ese camino.
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