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Katiuska Hernández
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El nombre de San Antonio del Táchira vuelve a resonar en los medios internacionales. Pero esta vez no como la salida de los migrantes que caminaban hacia el norte por Colombia para seguir la ruta de la selva del Darién en Panamá, sino como un puente aéreo en medio de las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos.
El otrora Aeropuerto Internacional Juan Vicente Gómez, rebautizado como Cipriano Castro por el gobierno actual, en San Antonio, frontera con Colombia, se ha convertido en un nuevo hub de conectividad aérea doméstica para trasladar a los pasajeros varados de Madrid y otros países europeos hacia varias ciudades de Venezuela.
La terminal aérea fronteriza, que estuvo cerrada para vuelos comerciales por más de 11 años, fue reinaugurada el 15 de septiembre de 2023 y ahora ha rebasado su capacidad para movilizar a la gran demanda de viajeros que buscan retornar a sus hogares desde distintos puntos de Europa.
Jonathan Maldonado, periodista del diario tachirense La Nación, relata a La Prensa que en total son 26 frecuencias activas, en rutas que se distribuyen entre Caracas, Valencia, Barquisimeto y Porlamar, con aerolíneas como Rutaca, Conviasa, Estelar y Turpial.
“Desde el lunes pasado (24 de noviembre) se ha incrementado la cantidad de pasajeros por la cancelación de vuelos hacia Venezuela. Muchos pasajeros que estaban en Madrid están usando la ruta de Bogotá a Cúcuta, y en San Antonio compran los boletos para viajar a Caracas”.
Maldonado señala que, de un promedio de 3,500 pasajeros por semana que solía tener la terminal aérea de San Antonio del Táchira, ahora ha sobrepasado los 5,200 viajeros, y se evalúa un incremento de vuelos.
La terminal tiene una capacidad de 5,000 personas, que esta semana se puso a prueba y registró una saturación de viajeros.
En algunos casos, se redireccionó a los pasajeros a otro aeropuerto del estado Táchira, como el de Santo Domingo, a unas dos horas por carretera desde San Antonio. También hay viajeros que optan por seguir la trayectoria por tierra en un viaje en autobús que puede tardar entre 14 y 16 horas.
Un pasaje promedio en avión desde la población fronteriza hasta Caracas costaba 95 dólares, ahora se ha disparado a entre $150 y $200. En Autobús el pasaje cuesta entre $45 y $50.
La crisis aérea en Venezuela se desató el 21 de noviembre, cuando la Agencia Federal de Aviación (FAA) del gobierno de Donald Trump alertó sobre los riesgos de volar en el espacio aéreo venezolano cerca del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas.
Esto desencadenó la suspensión de las operaciones de al menos 10 aerolíneas que cubrían rutas internacionales.
Las conexiones directas entre Caracas y Europa quedaron anuladas con la suspensión de vuelos y la posterior sanción de Venezuela, que revocó los permisos a Iberia, TAP de Portugal, Turkish Airlines, Plus Ultra y Air Europa, además de afectar las rutas de las venezolanas Laser y Estelar hacia Madrid.
Venezuela quedó sin vuelos directos de Madrid, Lisboa y Estambul, y se paralizaron también las conexiones con algunas islas del Caribe y con Brasil.
Cientos de pasajeros quedaron varados en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid–Barajas, e incluso fueron desalojados el pasado viernes luego de dormir varios días en la Terminal 1.
Se mantienen volando hacia Venezuela Copa Airlines, con dos vuelos diarios entre Ciudad de Panamá y Caracas ida y vuelta, y Wingo, desde Bogotá, con un vuelo diario. También operan vuelos domésticos de Conviasa, que mantiene algunas rutas internacionales, además de Laser, Avior, Rutaca, La Venezolana y Estelar. Se espera que BOA de Bolivia vuele el próximo martes 2 de diciembre desde Santa Cruz.
Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos, que tiene tropas en el Caribe, escalaron este fin de semana, cuando el presidente Donald Trump declaró cerrado el espacio aéreo.
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El otrora Aeropuerto Internacional Juan Vicente Gómez, rebautizado como Cipriano Castro por el gobierno actual, en San Antonio, frontera con Colombia, se ha convertido en un nuevo hub de conectividad aérea doméstica para trasladar a los pasajeros varados de Madrid y otros países europeos hacia varias ciudades de Venezuela.
La terminal aérea fronteriza, que estuvo cerrada para vuelos comerciales por más de 11 años, fue reinaugurada el 15 de septiembre de 2023 y ahora ha rebasado su capacidad para movilizar a la gran demanda de viajeros que buscan retornar a sus hogares desde distintos puntos de Europa.
Jonathan Maldonado, periodista del diario tachirense La Nación, relata a La Prensa que en total son 26 frecuencias activas, en rutas que se distribuyen entre Caracas, Valencia, Barquisimeto y Porlamar, con aerolíneas como Rutaca, Conviasa, Estelar y Turpial.
“Desde el lunes pasado (24 de noviembre) se ha incrementado la cantidad de pasajeros por la cancelación de vuelos hacia Venezuela. Muchos pasajeros que estaban en Madrid están usando la ruta de Bogotá a Cúcuta, y en San Antonio compran los boletos para viajar a Caracas”.
Maldonado señala que, de un promedio de 3,500 pasajeros por semana que solía tener la terminal aérea de San Antonio del Táchira, ahora ha sobrepasado los 5,200 viajeros, y se evalúa un incremento de vuelos.
La terminal tiene una capacidad de 5,000 personas, que esta semana se puso a prueba y registró una saturación de viajeros.
En algunos casos, se redireccionó a los pasajeros a otro aeropuerto del estado Táchira, como el de Santo Domingo, a unas dos horas por carretera desde San Antonio. También hay viajeros que optan por seguir la trayectoria por tierra en un viaje en autobús que puede tardar entre 14 y 16 horas.
Un pasaje promedio en avión desde la población fronteriza hasta Caracas costaba 95 dólares, ahora se ha disparado a entre $150 y $200. En Autobús el pasaje cuesta entre $45 y $50.
Lo que desató la crisis
La crisis aérea en Venezuela se desató el 21 de noviembre, cuando la Agencia Federal de Aviación (FAA) del gobierno de Donald Trump alertó sobre los riesgos de volar en el espacio aéreo venezolano cerca del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas.
Esto desencadenó la suspensión de las operaciones de al menos 10 aerolíneas que cubrían rutas internacionales.
Las conexiones directas entre Caracas y Europa quedaron anuladas con la suspensión de vuelos y la posterior sanción de Venezuela, que revocó los permisos a Iberia, TAP de Portugal, Turkish Airlines, Plus Ultra y Air Europa, además de afectar las rutas de las venezolanas Laser y Estelar hacia Madrid.
Venezuela quedó sin vuelos directos de Madrid, Lisboa y Estambul, y se paralizaron también las conexiones con algunas islas del Caribe y con Brasil.
Cientos de pasajeros quedaron varados en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid–Barajas, e incluso fueron desalojados el pasado viernes luego de dormir varios días en la Terminal 1.
Se mantienen volando hacia Venezuela Copa Airlines, con dos vuelos diarios entre Ciudad de Panamá y Caracas ida y vuelta, y Wingo, desde Bogotá, con un vuelo diario. También operan vuelos domésticos de Conviasa, que mantiene algunas rutas internacionales, además de Laser, Avior, Rutaca, La Venezolana y Estelar. Se espera que BOA de Bolivia vuele el próximo martes 2 de diciembre desde Santa Cruz.
Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos, que tiene tropas en el Caribe, escalaron este fin de semana, cuando el presidente Donald Trump declaró cerrado el espacio aéreo.
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