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Daniel Zenteno
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El país se encamina a una reforma profunda de su sistema educativo con la mirada puesta en 2027. El Ministerio de Educación anunció la consolidación de tres estrategias estructurales destinadas a implementar un nuevo modelo educativo que permita reducir las brechas de aprendizaje y revertir el rezago acumulado frente a otros países de la región.
El planteamiento surge tras la difusión del diagnóstico elaborado por el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE), que evidenció deficiencias persistentes en los aprendizajes básicos durante los últimos 20 años, pese a que Bolivia es uno de los países con mayor inversión educativa en América Latina.
Para la ministra de Educación, Beatriz García, esta contradicción obliga a replantear las políticas públicas con un enfoque centrado en resultados concretos y medibles.
“La educación está en emergencia, eso está claro. Para resolver este problema serio debemos unirnos. Nuestro objetivo es que en 2027 se pueda implementar un nuevo modelo curricular”, afirmó la autoridad durante la presentación del estudio en la ciudad de La Paz.
La primera estrategia anunciada consiste en institucionalizar pruebas periódicas de medición del aprendizaje, que permitan evaluar avances, detectar debilidades y tomar decisiones oportunas para mejorar el desempeño del sistema educativo. La segunda apunta a la transformación del currículo nacional, con un enfoque alineado a las demandas tecnológicas, productivas y sociales del siglo XXI, y orientado al fortalecimiento de habilidades básicas.
El tercer eje se centra en la formación de los futuros maestros. La ministra subrayó la necesidad de reforzar la preparación de los estudiantes de las Escuelas Superiores de Formación de Maestros, para garantizar una transición efectiva hacia el nuevo modelo educativo.
El diagnóstico del OPCE identifica como problemas estructurales la brecha de logros entre la educación pública y privada, así como el rezago acumulado en la formación de los estudiantes, factores que el Gobierno busca revertir con estas reformas a mediano plazo.
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El planteamiento surge tras la difusión del diagnóstico elaborado por el Observatorio Plurinacional de la Calidad Educativa (OPCE), que evidenció deficiencias persistentes en los aprendizajes básicos durante los últimos 20 años, pese a que Bolivia es uno de los países con mayor inversión educativa en América Latina.
Para la ministra de Educación, Beatriz García, esta contradicción obliga a replantear las políticas públicas con un enfoque centrado en resultados concretos y medibles.
“La educación está en emergencia, eso está claro. Para resolver este problema serio debemos unirnos. Nuestro objetivo es que en 2027 se pueda implementar un nuevo modelo curricular”, afirmó la autoridad durante la presentación del estudio en la ciudad de La Paz.
Estrategias
La primera estrategia anunciada consiste en institucionalizar pruebas periódicas de medición del aprendizaje, que permitan evaluar avances, detectar debilidades y tomar decisiones oportunas para mejorar el desempeño del sistema educativo. La segunda apunta a la transformación del currículo nacional, con un enfoque alineado a las demandas tecnológicas, productivas y sociales del siglo XXI, y orientado al fortalecimiento de habilidades básicas.
El tercer eje se centra en la formación de los futuros maestros. La ministra subrayó la necesidad de reforzar la preparación de los estudiantes de las Escuelas Superiores de Formación de Maestros, para garantizar una transición efectiva hacia el nuevo modelo educativo.
El diagnóstico del OPCE identifica como problemas estructurales la brecha de logros entre la educación pública y privada, así como el rezago acumulado en la formación de los estudiantes, factores que el Gobierno busca revertir con estas reformas a mediano plazo.
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