De la sensación a la oración

  • Empezar tema Empezar tema Rodolfo Aliaga
  • Fecha de inicio Fecha de inicio
R

Rodolfo Aliaga

Guest
Ha empezado el día hace mucho rato, la primera luz, como a las 5:28. Se ha escuchado, en sueños, cantar a los pájaros circundantes. Esos que le dan una identidad sonora al lugar, esos que informan por la escucha, sobre un territorio y a veces sobre los estados de ánimo. Había en un pueblo en el que los sauces se inclinaban para ver pasar a la Claudina en la imaginación o en la realidad del escritor, un pueblo en el que se oía a un pájaro que silbaba un augurio, o bien te va, o mal te va. Quienes lo escuchaban se preparaban, preparaban la casa, los manteles, los cántaros. O guardaban las joyas, o se las ponían para que se luzcan en el cuello, en la muñeca, en las orejas femeninas. Ese era el pájaro de los augurios. Seguramente hay otros, que desarrollan su canto sin importar lo que los humanos perciban pues suelen encontrarle a todo un significado, un anuncio, una señal. Quizás como una necesidad milenaria para explicarse los misterios del mundo. Un rostro en un pan, un color hecho de todos los grises posibles, en el cielo, el rumor del mar al fondo de un acantilado. Cada cosa, un significado distinto, una muestra, un aviso. Para ordenarse, para saber cuál camino tomar, para echar sal por encima del hombro, hacia atrás. Ni a los pájaros ni a las sirenas les preocupa el cómo los humanos hacen de sus percepciones un sistema de creencias y en años de imposiciones, las vuelven sistemas de ideas y finalmente, herramientas de dominación. Quien tiene la palabra domesticada, tendrá el poder. Así, una palabra cualquiera, como libertad, justicia, derecho, soledad, positivismo, éxito, confinamiento, disenso, amor, romanticismo, locura, muerte; en la cabeza de seres dogmáticos, fanatizados, distorsionados por ello, tendrán significados extremadamente opuestos y distintos al que el resto de personas conoce. Pero tendrán el poder, el de hacer creer a la ingenuidad, que la auto explotación te hace libre, que las víctimas siempre llevan la imagen del pobre, del sin voz, del ser modelado y construido precisamente para tal fin.

También vea: Minúscula probabilidad

Para hacer el papel de la víctima, nunca del victimario. Quizás sea, ese panorama, una señal, como el canto de un pájaro, de que algo debe ocurrir para re aprender a preguntar el porqué de las cosas, el porqué de las emociones, de la sombra que somos en el lugar de Jung, del porqué de las formas de hedonismo que se han desarrollado para convertir a cientos de tribus urbanas en seguidores mudos de tendencias, de productos, de discursos, de éxitos que duran el tiempo necesario para pasar de una triste noticia por la muerte de un ser de la oscuridad, a una alegría epifánica, por la aparición de un nuevo dispositivo inteligente.

Hace mucho tiempo ya que está corriendo el día, y va a haber otro, y otro y un abrazo, y un tiempo de ternura, y otro de pasión, y otro, largo, necesario, de contemplación.

(*) Óscar García es compositor y escritor

The post De la sensación a la oración appeared first on La Razón.

Sigue leyendo...
 
Atras
Superior