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Moisés Cáceres
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La bancada oficialista Acción Democrática Nacional (ADN) llega al cierre del periodo legislativo con una mayoría inestable en la Asamblea Nacional. Aunque el movimiento mantiene uno de los bloques más grandes, su capacidad para aprobar leyes depende de acuerdos con otros legisladores y no de un respaldo fijo.
Antes de que la Asamblea entre en vacancia legislativa, entre el 22 de diciembre de 2025 y el 5 de enero de 2026, el escenario muestra a un oficialismo que necesita negociar cada votación para sostener su agenda.
En la Asamblea, una mayoría permite aprobar leyes sin depender de otros bloques. Cuando esa mayoría no existe, cada proyecto requiere acuerdos previos.
El analista político Pablo Romero Guayasamín señala que ADN enfrenta dificultades para sostener una mayoría estable. Según su análisis, el oficialismo pierde capacidad de ordenar votos de forma automática.
Rafael Silva, también analista político, coincide en que el oficialismo no controla la Asamblea por sí solo.
A su criterio, ADN necesita contar, al menos, con los votos mínimos para aprobar reformas que quedaron pendientes o fueron rechazadas en la consulta popular, así como otras iniciativas en materia de justicia, sanciones penales y reordenamiento administrativo del Estado.
Romero explica que dentro de ADN existen señales de descontento vinculadas a las elecciones de 2027.
En su análisis, menciona a los asambleístas Esteban Torres y Andrés Castillo, quienes, según señala, tienen interés en proyectarse políticamente hacia ese proceso electoral, pero no han tenido mayor protagonismo dentro del trabajo legislativo.
Para el analista, este escenario incide en la cohesión del bloque y en la forma en que el oficialismo enfrenta las votaciones en el Pleno.
Silva discrepa con esa lectura. A su criterio, estas diferencias responden a dinámicas habituales dentro de los partidos políticos y no configuran una fractura interna en ADN. Según su análisis, el bloque oficialista mantiene un proceso de consolidación.
Romero señala que varios legisladores independientes, incluidos exintegrantes de Pachakutik, buscan conformar un bloque propio para negociar su voto en cada decisión.
Esto implica que ADN no cuenta con apoyos permanentes y debe negociar cada proyecto de ley.
Silva respalda esta idea y añade que esta mayoría también resulta clave para enfrentar temas políticos que pasan por la Asamblea, aunque no impliquen reformas legales.
Entre ellos, menciona posibles sanciones o juicios políticos a ministros, como el caso Progen, la situación de la ministra de Trabajo Ivonne Núñez y los cuestionamientos por la crisis en el sistema de salud y el IESS, temas que, según indica, tienen impacto político y requieren respaldo legislativo.
Para Romero, este escenario deja a ADN con una mayoría que depende de acuerdos puntuales. Cada iniciativa requiere negociaciones previas y reduce el margen de maniobra del oficialismo.
Silva añade que otro tema pendiente que requiere mayoría legislativa es la discusión sobre la posibilidad de separar a las personas privadas de libertad del grupo considerado como vulnerable en la Constitución, un debate que también necesita respaldo político dentro del Parlamento.
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Antes de que la Asamblea entre en vacancia legislativa, entre el 22 de diciembre de 2025 y el 5 de enero de 2026, el escenario muestra a un oficialismo que necesita negociar cada votación para sostener su agenda.
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Qué significa que ADN no tenga una mayoría asegurada en la Asamblea Nacional
En la Asamblea, una mayoría permite aprobar leyes sin depender de otros bloques. Cuando esa mayoría no existe, cada proyecto requiere acuerdos previos.
El analista político Pablo Romero Guayasamín señala que ADN enfrenta dificultades para sostener una mayoría estable. Según su análisis, el oficialismo pierde capacidad de ordenar votos de forma automática.
Rafael Silva, también analista político, coincide en que el oficialismo no controla la Asamblea por sí solo.
A su criterio, ADN necesita contar, al menos, con los votos mínimos para aprobar reformas que quedaron pendientes o fueron rechazadas en la consulta popular, así como otras iniciativas en materia de justicia, sanciones penales y reordenamiento administrativo del Estado.
Las tensiones internas y su impacto en los votos
Romero explica que dentro de ADN existen señales de descontento vinculadas a las elecciones de 2027.
En su análisis, menciona a los asambleístas Esteban Torres y Andrés Castillo, quienes, según señala, tienen interés en proyectarse políticamente hacia ese proceso electoral, pero no han tenido mayor protagonismo dentro del trabajo legislativo.
Para el analista, este escenario incide en la cohesión del bloque y en la forma en que el oficialismo enfrenta las votaciones en el Pleno.
Silva discrepa con esa lectura. A su criterio, estas diferencias responden a dinámicas habituales dentro de los partidos políticos y no configuran una fractura interna en ADN. Según su análisis, el bloque oficialista mantiene un proceso de consolidación.
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El rol de los independientes en la mayoría de ADN
Romero señala que varios legisladores independientes, incluidos exintegrantes de Pachakutik, buscan conformar un bloque propio para negociar su voto en cada decisión.
Esto implica que ADN no cuenta con apoyos permanentes y debe negociar cada proyecto de ley.
Silva respalda esta idea y añade que esta mayoría también resulta clave para enfrentar temas políticos que pasan por la Asamblea, aunque no impliquen reformas legales.
Entre ellos, menciona posibles sanciones o juicios políticos a ministros, como el caso Progen, la situación de la ministra de Trabajo Ivonne Núñez y los cuestionamientos por la crisis en el sistema de salud y el IESS, temas que, según indica, tienen impacto político y requieren respaldo legislativo.
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Una mayoría que se construye votación por votación
Para Romero, este escenario deja a ADN con una mayoría que depende de acuerdos puntuales. Cada iniciativa requiere negociaciones previas y reduce el margen de maniobra del oficialismo.
Silva añade que otro tema pendiente que requiere mayoría legislativa es la discusión sobre la posibilidad de separar a las personas privadas de libertad del grupo considerado como vulnerable en la Constitución, un debate que también necesita respaldo político dentro del Parlamento.
- Información extra: ADN
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