F
Faustina Agüero
Guest
Lucio llega desde Caaguazú, como cada año, pero hoy su promesa tiene un peso distinto. “Yo camino desde mi ciudad, y desde la explanada me voy de rodillas hasta la Virgencita”, dice mientras sigue avanzando, con los labios apretados y las manos entrelazadas. Cada metro recorrido está cargado de emoción, de lucha y de memoria.
El joven relata que durante años sufrió de epilepsia, una enfermedad que le dificultaba la vida, lo limitaba, lo asustaba y lo obligaba a depender de otros.
“Con eso uno no sabe cuándo te va a agarrar… da miedo salir, trabajar, estar solo”, comentó. Pero en medio de esa incertidumbre, Lucio encontró refugio en la fe.
“La Virgencita me curó”, afirma con una convicción que conmueve a los que lo rodean. Cuenta que, tras encomendarse a la Virgen de Caacupé y participar del novenario en años anteriores, los episodios comenzaron a desaparecer. Primero de manera esporádica, luego por meses enteros, hasta el punto de que hoy se siente completamente libre de las convulsiones.
“Tengan fe. La Virgencita cumple. A mí me curó. Hoy no me falta trabajo ni salud”, expresó mientras continuó su camino hacia el altar con sus propias palabras que lejos de asemejarse a un discurso aprendido, se siente el testimonio vivo de fe.
Tupãsy Ykuá: el agua que renueva la fe del peregrino
Gracias a su recuperación, Lucio hoy siente gratitud porque trabaja de forma estable. Habla de eso con orgullo, como quien recuerda un sueño que por fin pudo alcanzar. “Cuando uno está enfermo, parece que todo se te cierra. Pero ahora tengo fuerza y ganas. Trabajo no me falta”, indicó.
A su paso, otros peregrinos observaron en silencio. Algunos se acercan para darle ánimos; otros simplemente lo miraron con la profunda admiración que inspira su gesto. Su caminata de rodillas no pasa desapercibida, ya que es una declaración de fe en movimiento.
Lucio llegó hasta la imagen de la Virgen, juntó las manos y dejó que las lágrimas hablen por él. No dijo mucho, solo regaló un mensaje final para quienes cargan dudas en el corazón:
“La Virgen escucha. Si uno viene con sinceridad, Ella obra. Vengo a agradecer porque me devolvió la vida” , puntualizó el joven.
Familia francesa se vuelve devota de la Virgen de Caacupé
Sigue leyendo...
El joven relata que durante años sufrió de epilepsia, una enfermedad que le dificultaba la vida, lo limitaba, lo asustaba y lo obligaba a depender de otros.
“Con eso uno no sabe cuándo te va a agarrar… da miedo salir, trabajar, estar solo”, comentó. Pero en medio de esa incertidumbre, Lucio encontró refugio en la fe.
“La Virgencita me curó”, afirma con una convicción que conmueve a los que lo rodean. Cuenta que, tras encomendarse a la Virgen de Caacupé y participar del novenario en años anteriores, los episodios comenzaron a desaparecer. Primero de manera esporádica, luego por meses enteros, hasta el punto de que hoy se siente completamente libre de las convulsiones.
“Tengan fe. La Virgencita cumple. A mí me curó. Hoy no me falta trabajo ni salud”, expresó mientras continuó su camino hacia el altar con sus propias palabras que lejos de asemejarse a un discurso aprendido, se siente el testimonio vivo de fe.
Tupãsy Ykuá: el agua que renueva la fe del peregrino
Gratitud y fe
Gracias a su recuperación, Lucio hoy siente gratitud porque trabaja de forma estable. Habla de eso con orgullo, como quien recuerda un sueño que por fin pudo alcanzar. “Cuando uno está enfermo, parece que todo se te cierra. Pero ahora tengo fuerza y ganas. Trabajo no me falta”, indicó.
A su paso, otros peregrinos observaron en silencio. Algunos se acercan para darle ánimos; otros simplemente lo miraron con la profunda admiración que inspira su gesto. Su caminata de rodillas no pasa desapercibida, ya que es una declaración de fe en movimiento.
Lucio llegó hasta la imagen de la Virgen, juntó las manos y dejó que las lágrimas hablen por él. No dijo mucho, solo regaló un mensaje final para quienes cargan dudas en el corazón:
“La Virgen escucha. Si uno viene con sinceridad, Ella obra. Vengo a agradecer porque me devolvió la vida” , puntualizó el joven.
Familia francesa se vuelve devota de la Virgen de Caacupé
Sigue leyendo...