“La educación es un bien común olvidado”: duro llamado de monseñor Jubinville en Caacupé

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Faustina Agüero

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En la misa vespertina del segundo día del novenario de la Virgen, monseñor Pedro Jubinville, obispo de San Pedro y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, centró su homilía en una urgencia que atraviesa al país: la educación como bien común.

Resaltó que la educación es un bien común que está olvidado y que es demasiado importante para dejarla solo a unos cuantos técnicos o a los mercados”.

El obispo planteó un giro profundo en la forma de entender la educación. “No es primero un esfuerzo individual, ni una carrera de competencia, ni un campo de negocios”, dijo. Para él, la educación debe ser reconocida como una riqueza que pertenece a todos, tan esencial como la tierra, el agua o el aire.

Explicó que, cuando se mira la educación desde la óptica del bien común, aparece una red viva donde niños, jóvenes, adultos, docentes, comunidades y científicos buscan crecer juntos, desarrollar su vocación y aprender a vivir en armonía.

Recordó además la figura de Jesús como un gran educador “sin título universitario”, que enseñaba con paciencia, contaba historias y conectaba tradiciones para dar sentido a la vida.

La educación necesita de todos​


Jubinville insistió en que la educación es una obra colectiva, que empieza en la familia, pero que requiere del compromiso de toda la sociedad. “Hace falta un pueblo entero para educar a un niño”, reafirmó.

Destacó el rol de las familias, pero advirtió que no están solas: instituciones públicas y privadas, comunidades, la academia, estudiantes y la Iglesia deben dialogar, participar y sostener el proceso educativo.

También alertó sobre el poder invisible de las plataformas digitales y la necesidad de integrarlas de forma justa y responsable.

Desigualdades que hieren la educación​


El prelado fue especialmente crítico al señalar que la educación es un derecho, pero que en Paraguay ese derecho está profundamente marcado por la desigualdad.

“Más alto en la escala económica, más apoyo familiar y más oportunidades; más abajo, más carga, más trabajo y menos tiempo para aprender”, denunció. Y agregó que, lejos de corregir estas brechas, el sistema educativo muchas veces las agranda.

Cuestionó la falta de materiales didácticos, las horas perdidas, la crisis de comprensión lectora y el negocio de los trabajos académicos falsos. “Nuestra educación formal está fabricando personas pulcras, pero sin curiosidad. Estamos apagando el deseo de aprender”, lamentó.

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“La educación necesita luz y verdad”​


Mons. Jubinville afirmó que el sistema educativo paraguayo necesita de una verdadera revelación. “Que caigan las fachadas. La vida no es solo una imagen. Somos hermanos llamados a cuidarnos”, expresó.

Pidió recuperar la nobleza de la educación como misión, arte y búsqueda de la verdad, y no como mero trámite o exigencia burocrática.

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Una juventud que todavía camina​


La jornada estuvo marcada además por la Peregrinación Nacional de Jóvenes, de unos 20.000 participantes que llegaron de diversas diócesis. Sus cantos y estandartes acompañaron la celebración, reflejando que, pese a todas las dificultades del sistema, la juventud paraguaya sigue en camino, sosteniendo su fe y sus sueños.

“María siempre caminó fuerte con esta esperanza. Caminemos juntos con ella”, finalizó el obispo.

Delegaciones de jóvenes de varias diócesis llegaron para compartir su fe.
Importante concurrencia de feligreses en Caacupé.


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