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Richard Jiménez
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Las luces brillan y la mesa está puesta, pero para muchas personas, la Navidad se convierte en una fuente de tensión emocional.
Este fenómeno, conocido como ‘síndrome del anfitrión perfecto’, describe un patrón de autoexigencia que busca la impecabilidad en cada detalle del evento.
Según Rodrigo A. Ríos Córdova, coordinador de la Escuela de Psicología de la Universidad Internacional del Ecuador, sede Loja, aunque no es un diagnóstico clínico, refleja un perfeccionismo que genera una alta carga emocional en quienes reciben a los invitados.
La necesidad de que todo debe salir perfecto activa un estrés anticipatorio y una fuerte autoexigencia.
Sofía Faggioni, docente de Psicología de la Universidad Técnica Particular de Loja, señala que este pensamiento automático eleva la ansiedad e incrementa la autocrítica.
Esta presión se intensifica si existe una búsqueda constante de aprobación, relacionada con la teoría del apego.
No te pierdas de leer: Los Globos de Oro marcan el inicio de la temporada 2026
Los preparativos para Navidad pueden generar estrés.
Ser anfitrión implica un compromiso con hacer las cosas correctamente, lo que puede transformarse en una obsesión.
Ríos Córdova asegura que basta con que un detalle escape al control para que aparezca una autocrítica implacable.
La institución Quirón Prevención subraya que esta presión es a menudo autoimpuesta, nacida de expectativas sociales idealizadas y la necesidad de validación personal.
Cuando la necesidad de control es extrema, las consecuencias son claras: ansiedad, irritabilidad y miedo al juicio ajeno.
Ríos Córdova detalla que estas emociones pueden dificultar el disfrute de la reunión. La sobrecarga cognitiva por multitareas —cocinar, atender mensajes y arreglar la mesa— agota mentalmente al anfitrión.
La clave para reducir la presión está en cambiar la perspectiva: el objetivo es disfrutar, no impresionar.
Faggioni recomienda reestructuración cognitiva para cuestionar creencias rígidas como “debo ser un anfitrión perfecto”.
Cambiar este pensamiento por “puedo hacer lo mejor posible, pero no todo depende de mí” es fundamental.
Además, practicar asertividad es esencial: aprender a pedir ayuda o establecer límites sin sentir culpa puede aliviar el estrés.
Te puede interesar: Lentejuelas en diciembre: tips para combinar, equilibrar y no exagerar
La cena navideña también puede causar inconvenientes en un anfitrión.
El agobio del anfitrión también se extiende a un menú navideño saludable y nutritivo. Karina Pazmiño Estévez, coordinadora de la Escuela de Nutrición de la UIDE, advierte sobre los altos niveles de grasas, azúcares y sodio en las comidas típicas.
Una persona puede aumentar hasta 3 kilos durante diciembre si no regula su alimentación. Para ello, y para facilitar la tarea de los anfitriones, la especialista destaca algunas recomendaciones:
Mantener una dieta equilibrada no significa renunciar a los sabores tradicionales; se trata de aprender a equilibrarlos y retomar hábitos saludables después de las fiestas.
El síndrome del anfitrión perfecto es una presión autoimpuesta que se puede liberar. Quirón Prevención concluye que la Navidad no necesita ser perfecta; solo necesita ser verdadera.
Es un tiempo para soltar las expectativas y priorizar la autenticidad y el cariño en nuestras celebraciones.
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Este fenómeno, conocido como ‘síndrome del anfitrión perfecto’, describe un patrón de autoexigencia que busca la impecabilidad en cada detalle del evento.
Según Rodrigo A. Ríos Córdova, coordinador de la Escuela de Psicología de la Universidad Internacional del Ecuador, sede Loja, aunque no es un diagnóstico clínico, refleja un perfeccionismo que genera una alta carga emocional en quienes reciben a los invitados.
¿Por qué la búsqueda de la perfección agota?
La necesidad de que todo debe salir perfecto activa un estrés anticipatorio y una fuerte autoexigencia.
Sofía Faggioni, docente de Psicología de la Universidad Técnica Particular de Loja, señala que este pensamiento automático eleva la ansiedad e incrementa la autocrítica.
Esta presión se intensifica si existe una búsqueda constante de aprobación, relacionada con la teoría del apego.
No te pierdas de leer: Los Globos de Oro marcan el inicio de la temporada 2026
Consecuencias psicológicas de este síndrome
Los preparativos para Navidad pueden generar estrés.
Ser anfitrión implica un compromiso con hacer las cosas correctamente, lo que puede transformarse en una obsesión.
Ríos Córdova asegura que basta con que un detalle escape al control para que aparezca una autocrítica implacable.
La institución Quirón Prevención subraya que esta presión es a menudo autoimpuesta, nacida de expectativas sociales idealizadas y la necesidad de validación personal.
El costo de la perfección en la salud mental
Cuando la necesidad de control es extrema, las consecuencias son claras: ansiedad, irritabilidad y miedo al juicio ajeno.
Ríos Córdova detalla que estas emociones pueden dificultar el disfrute de la reunión. La sobrecarga cognitiva por multitareas —cocinar, atender mensajes y arreglar la mesa— agota mentalmente al anfitrión.
@pam.nunezdelpradoNavidad: ¿Un día para estar bien?
En fiestas, es natural que las reuniones familiares despierten diversas emociones muy intensas. Sentirse estresad@ porque corres de un lugar a otro, el tráfico, las potenciales conversaciones incómodas, los atracones de comida navideño y la culpa pueden nublarnos y hasta apagarnos. Entonces, quiero compartir contigo algo que aprendí en mi formación como psicoterapeuta somática en trauma informado con el Phd. Peter Levine que puede ser muy útil en estas fechas. Para ello, te voy a explicar un poquito y de forma fácil cómo funciona nuestro sistema nervioso. Imagínate que dividimos nuestro sistema nervioso autónomo (osea el que reacciona solito) en tres como una escalera. La parte de abajo se llama sistema parasimpático dorsal, el del medio se llama sistema simpático y el de arriba sistema parasimpático ventral. Empecemos por el de abajo, el dorsal. Este se activa cuando sentimos una amenaza y miedo inminente y sentimos que no tenemos salida. Hace que colapsemos o nos quedemos paralizad@s. ¿Puede suceder eso en navidad? ¡YES! La parte del medio se llama sist. nervioso simpático, y se activa cuando sentimos estrés y entramos en modo “Lucha o huida”. El cuerpo es invadido por adrenalina. Sentimos la amenaza y nuestra amígdala cerebral toma el control y hacemos cosas como explotar o salir corriendo. En ese momento nuestra corteza, la parte que nos diferencia de los primates y que nos hace pensar racionalmente, digamos que no funciona al 100%. Finalmente, la parte de arriba, la más cool, la más desarrollada, se llama sist. parasimpático ventral, y se activa cuando nos sentimos abiertos, queridos y conectados con el resto. ¡Es la paz y el amor! Ahora bien, cuando tenemos la parte de abajo o del medio activadas, necesitamos ejercicios que nos ayuden a desconectarlas y traer energía de la parte de arriba (la ventral) para ayudar a sentirnos segur@s y regularnos emocionalmente. Son maneras de hackear nuestra biología. Espero te sirvan. ¡Un fuerte abrazo y feliz navidad!
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Escrito por Pam, codirectora y psicoterapeuta de #CentroPinda #navidad2023 #emociones #saludemocional #psicoterapia ♬ sonido original – pam.nunezdelprado
¿Cómo soltar el control y empezar a disfrutar?
La clave para reducir la presión está en cambiar la perspectiva: el objetivo es disfrutar, no impresionar.
Faggioni recomienda reestructuración cognitiva para cuestionar creencias rígidas como “debo ser un anfitrión perfecto”.
Cambiar este pensamiento por “puedo hacer lo mejor posible, pero no todo depende de mí” es fundamental.
- Ajustar expectativas.
- Delegar responsabilidades.
- Planificar con anticipación.
- Simplificar decoración o menú.
Además, practicar asertividad es esencial: aprender a pedir ayuda o establecer límites sin sentir culpa puede aliviar el estrés.
Te puede interesar: Lentejuelas en diciembre: tips para combinar, equilibrar y no exagerar
Mantener el equilibrio en la mesa
La cena navideña también puede causar inconvenientes en un anfitrión.
El agobio del anfitrión también se extiende a un menú navideño saludable y nutritivo. Karina Pazmiño Estévez, coordinadora de la Escuela de Nutrición de la UIDE, advierte sobre los altos niveles de grasas, azúcares y sodio en las comidas típicas.
Una persona puede aumentar hasta 3 kilos durante diciembre si no regula su alimentación. Para ello, y para facilitar la tarea de los anfitriones, la especialista destaca algunas recomendaciones:
- Planificar las comidas con anticipación.
- Priorizar alimentos frescos.
- Practicar moderación al servirse.
Mantener una dieta equilibrada no significa renunciar a los sabores tradicionales; se trata de aprender a equilibrarlos y retomar hábitos saludables después de las fiestas.
La Navidad debe ser auténtica
El síndrome del anfitrión perfecto es una presión autoimpuesta que se puede liberar. Quirón Prevención concluye que la Navidad no necesita ser perfecta; solo necesita ser verdadera.
Es un tiempo para soltar las expectativas y priorizar la autenticidad y el cariño en nuestras celebraciones.
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